Paula vive en Brasil. Su mejor amiga le cuenta que le han ofrecido venir a España de modelo, y que le van a pagar mucho dinero. Su amiga le ofrece que ella le acompañe. Tras varios días pensando en lo que su amiga le ha dicho, decide coger ese avión y aprovechar esa nueva oportunidad que la vida la ha ofrecido. No sin mucha tristeza, pues debe dejar a su hija de 4 años allí.
Desde Brasil llegan directamente a Madrid y ahí les están esperando dos hombres. Se montan en un coche. Paula todavía recuerda los cristales tintados del auto. Les trasladan a un pueblo, a las afueras de Madrid. Llegan a una casa enorme donde, para su sorpresa, ven muchas más chicas, que no parecía que fueran modelos. Allí les retiran el teléfono, el pasaporte, y les comunican que tienen desde ese momento una deuda de 4.000 € que deberán pagar.
Paula intenta escapar de forma desesperada, pero sin éxito.
Tras el primer intento de huida, recibe una paliza y serias amenazas sobre ella y su familia. Paula lo intentará varias veces más, hasta que se da cuenta de que no sirve de nada. Entonces decide asumir su situación y “tirar para adelante”…
Aún recuerda la noche que, estando con un cliente, las puertas de la casa se abren y entra la policía, gritando, como en las películas: “¡que nadie se mueva!”. Tras minutos de angustia y de no saber qué iba a ocurrir, cuenta que se le acercó una joven policía y le preguntó si tenía pasaporte y si estaba ahí de forma voluntaria. Al decirle que sí tenía pasaporte pero que se lo habían quitado ellos y que estaban allí obligadas, la sacaron y le dijeron que todo había terminado.
Tras una larga noche de declaraciones ante la policía, a Paula le ofrecen un centro de acogida desde donde podrá comenzar de nuevo. Así es como conocemos a Paula.