La historia de Arooj y Aneesa Abbas es única y al mismo tiempo es la de tantas otras mujeres que continúan pagando con su propia existencia la búsqueda de una vida en libertad, de una vida vivida de acuerdo a sus propias aspiraciones, a lo que ellas sienten para sí bueno.
Como casi siempre sucede dentro de las pautas del matrimonio forzoso y de los crímenes de honor que en ciertos casos les suceden, hace aproximadamente dos años Arooj y Aneesa fueron obligadas a contraer matrimonio con unos primos en Pakistán. Un año más tarde, en mayo de 2022, residiendo ya en España tras huir de sus respectivos matrimonios, cometieron un error fatal: cayeron en la trampa urdida por sus propios familiares para hacerlas regresar. Les dijeron que su madre estaba enferma y que, además, iba a haber una boda familiar.
En el momento de abrirse la investigación policial tras sus fallecimientos, el padre residente en España manifestó que desconocía ese viaje, ya que para él ambas habían muerto el día que comenzaron una relación con otras parejas pakistaníes en España, parejas de su elección y de quienes estaban enamoradas. Al llegar a Pakistán el pasado mes de mayo, las jóvenes de veinticuatro y veintiún años manifestaron su deseo de anular los matrimonios para poder casarse de nuevo. Fueron torturadas y asesinadas.
En total, siete personas fueron detenidas en Pakistán por el asesinato, entre ellas dos de sus hermanos y los dos maridos con quienes habían sido forzadas a casarse, sus primos. En sus declaraciones, un tío y el hermano mayor llegaron a reconocer que las habían asesinado porque “querían el divorcio para casarse con otras personas en España”.
Matrimonio forzoso, ¿una cuestión de honor?
En España, Huma Jamshed, presidenta de la Asociación Cultural Educativa de Mujeres Pakistaníes, y profunda conocedora de esa realidad explica, intentando hacernos comprender cómo funcionan las lógicas del honor, que el detonante de esos hombres fue el hecho de que ellas quisieran iniciar una relación con otras personas, poniendo en peligro el honor de toda la familia. Y añade: ‘Enamorarse es algo muy mal visto, uno solo se enamora de su pareja una vez que ha contraído matrimonio”.
Por perplejos que pueda dejarnos esta explicación en un contexto occidental donde el valor de la individualidad ante la comunidad es muy superior, existe otra explicación más crematística subyacente al asesinato. Los maridos querían viajar a España y obtener el permiso de residencia, algo que solo podían conseguir mediante los matrimonios. Anularlos ponía en peligro ese otro tipo de intereses que siempre están presentes en el matrimonio forzoso de forma más o menos evidente. Siempre se trata de preservar intereses materiales y la cultura o la religión o el honor son los mecanismos aludidos para preservarlos. Como sucede también en este tipo de crímenes, son los más cercanos los que acaban matando o instigando la muerte de las víctimas cuando estas osan desobedecer: el padre de Arooj y Aneesa ha sido detenido el 22 de febrero de 2012 como sospechoso de la conspiración para matarlas.
