Desde Reino Unido, la activista Jasvinder Shangera, fundadora de la ONG Karma Nirvana, quien, a diferencia de sus hermanas, pudo huir de un matrimonio forzoso en la adolescencia, siempre ha considerado prioritario lograr una legislación protectora integral, en lugar de intentar proteger a las víctimas de forma parcial mediante el reconocimiento de otros delitos como las agresiones, el homicidio o el secuestro. En efecto, se puede agredir, secuestrar o asesinar para preservar el honor, un honor que es la principal herramienta de control sobre las mujeres y que recae exclusivamente sobre sus hombros. Sin embargo, estos delitos por sí mismos contemplados de forma separada en ningún caso brindaban la necesaria protección a las víctimas, especialmente en términos de prevención. En la actualidad, la existencia de una legislación integral contra el matrimonio forzoso ha permitido a las autoridades británicas tener más herramientas de protección y poder detectar indicios con mayor premura.
Matrimonio forzoso: una cuestión de honor
Por lo general, los matrimonios forzosos en el Reino Unido suelen darse por dos vías distintas: porque los padres consideran que, o bien la persona elegida es la adecuada y que realizar matrimonio es lo correcto, o bien porque en el pasado se celebró un acuerdo entre familias que vincula a los concernidos de forma irrevocable. En todo caso, y esto es fundamental, se trata de una cuestión de honor de la cual derivan vínculos que no pueden romperse sin más. En el documental ‘Why are UK authorities ignoring honour killings?‘, el detective Pal Singh sostiene la necesidad de evitar caer en la trampa de entender el matrimonio forzoso como una expresión cultural o religiosa, algo que él califica como “un ardid”. En una línea semejante de pensamiento, el imán Irfan Chishti sostiene que no hay ningún tipo de interpretación religiosa errónea en relación a la celebración de matrimonios forzosos. Las familias que lo practican utilizan la fe de una forma consciente como mecanismo de justificación para conseguir otro tipo de fines que nada tienen que ver con ella. Ahondando más en la cuestión, para el detective Pal Singh es crucial entender además que, dentro de toda mente asiática, permanece la idea de que el honor perdido puede recuperarse a través de la muerte y que dicha creencia no desaparece por el mero hecho de cruzar una frontera o asentarse en un país diferente.
En efecto, el honor es la herramienta principal de control y chantaje, sobre él se asienta la obligación de contraer matrimonio, así como la obligación de permanecer en él, es decir, de preservar otro tipo de intereses más o menos evidentes que se encuentran en el origen de la imposición. El matrimonio forzoso es un medio para la consecución de un fin normalmente de carácter económico y la niña o mujer, sin perjuicio de que también afecte a varones, es la pieza de cambio. De hecho, para la policía especializada, aunque el factor económico no sea evidente, siempre está presente. Puede tratarse de dinero, de oro o tierras que de esta forma permanecerán en la familia. Ello explica el hecho de que con mucha frecuencia estos matrimonios se celebren entre parientes, primos, por ejemplo. Otras veces se tratará de obtener un permiso de residencia para el contrayente que viene del exterior, algo que podrá a la persona residente en la obligación de abandonar sus estudios para poder trabajar y mantenerlo, aunque en su fuero interno hubiera habido unas expectativas diferentes.
Otra peculiaridad es que en el delito de matrimonio forzoso y potencialmente de homicidio, los autores siempre son múltiples, con una dificultad añadida, y es que van a ser personas muy próximas y cercanas a la víctima, queridas por su parte. Ello genera que cuando la víctima se oponga a contraer matrimonio, va a ser muy sencillo para su entorno establecer dinámicas de chantaje y aislamiento que la desgasten psicológicamente hasta quedarse sin resortes anímicos ni mentales, sintiéndose culpable, llevándola a dimitir de sí misma y acabar aceptando aquello que le quieran imponer.
Esto hecho, a su vez, tiene otra consecuencia. En el matrimonio forzoso es muy difícil conseguir que la víctima preste declaración, ya que los vínculos afectivos juegan un papel fundamental. Declarar implica asumir el riesgo de que los padres puedan ser detenidos o llevados a prisión, algo que constituye un acto de deshonor en sí mismo, y que rara vez las víctimas desean para sus familias.
una mirada a la experiencia en el reino unido
En el Reino Unido las denominadas unidades policiales especiales llevan un tiempo realizando una labor encomiable de protección y una de las herramientas preventivas más eficaces son las denominadas “órdenes de protección de matrimonio forzoso”. Estas órdenes se emiten por el juzgado sobre cualquier persona que se encuentre en riesgo de ser sometida a esta forma de matrimonio. La orden implica que la familia no puede acosar ni hostigar a la víctima, ni sacarla del país ni de la propia ciudad; los pasaportes de todos los miembros de la familia deberán ser entregados y se podrá establecer cualquier otra medida de protección que se considere oportuna en aras de una mayor protección.
Porque como afirmó el propio gobierno de Reino Unido en una de sus campañas de concienciación: “No hay honor en la violación, no hay honor en el abuso, no hay honor en el matrimonio forzoso”.
